“Soy
un narrador oral nacido en Florencia, Caquetá, pero soy de Sevilla, Valle del
Cauca, porque los sevillanos somos así... nacemos donde nos da la gana.
Desde
el primer año mis padres me llevaron a este municipio y por eso nació en mí ese
sentimiento de sentirme de ese lugar y el amor por el pueblo, aunque desde hace
siete años vivo en Armenia”, dijo el artista.
¿Cómo descubrió su don para contar cuentos?
Desde
años atrás yo me inclinaba por las actividades artísticas pese a que mis padres
querían que fuera futbolista, pero no me atraía el deporte. De esta manera me
inscribieron en la casa de la cultura y comencé a estudiar pintura, dibujo y
música.
Cuando
tenía 11 años me surgió la idea de ser sacerdote y ese era mi propósito hasta
que terminé el bachillerato, pero unos meses antes de ingresar al seminario
decido no seguir este camino y en ese momento todo mi plan de vida se destruyó
y quedé sin saber qué hacer y comencé a hacer teatro callejero con un grupo de
Sevilla, pero sentía que esto no era todo lo que podía dar.
Posteriormente
decidí estudiar comunicación social en la universidad del Quindío y gracias a
que en la primera semana de clases hicieron un canelazo vi por primera vez unos
cuenteros y decidí que eso era lo que quería hacer.
¿Cuáles fueron los siguientes pasos?
Ingresé
al crédito de cuentería mientras estudiaba mi carrera profesional y de ahí
comienzo a contar y a viajar llevando historias a distintos lugares. Cuando
llegué a octavo semestre, pensé en hacer mi proyecto de grado combinando la
profesión y la narración oral y decidí darle un espacio importante al estudio
de este último arte y me retiré de la universidad por dos años y comencé a
visitar diferentes ciudades contando cuentos y conociendo importantes cuenteros
del país a quienes les pedía que me enseñaran un poco de lo que sabían.
Cuando
iba a volver a la academia, me llamaron de Villavicencio para trabajar como
comunicador social con niños y adolescentes víctimas del conflicto social en 11
municipios del Meta. Allí usé mis conocimientos de la cuentería para lograr los
objetivos de la corporación que me contrató y de esta manera nació ‘la
cuentería una herramienta comunicativa para la prevención del conflicto social
en niños, adolescentes y jóvenes del Meta’ y en este trabajo pude unir las dos
cosas que más me gustan.
Además está incursionando en la literatura.
¿Cual es su trabajo como escritor?
Cuando
tenía cinco años mis tías me hicieron el mejor regalo que he recibido que fue
una colección de cuentos que se llamaba Cuentos de Fantasía Océano que venía
con un tomo grabado en casete y desde ese momento me interesé en este arte e
incluso un día le dije a mi papá que quería escribir cuentos y él me dijo: por
qué, y le respondí que el lobo no siempre tiene que ser el malo y desde
entonces escribí varios textos fantásticos y poesías. Cuando comencé con la
narración oral decidí escribir todo lo que contaba y de esta manera fui
recopilando un buen material.
Trabajando
en Villavicencio me encontré con una editorial que se interesó en publicarme un
libro con mis cuentos y ahí es donde empieza todo y comencé a escribir nuevas
historias madurando algunas que ya tenía.
El
libro se llama In Crescendo y lleva este título porque comienza con algunos
cuentos muy cortos -de 8 líneas-, pero a medida que la gente va leyendo, estos
van in crescendo y el último tiene 18 páginas.
¿Cuántos cuentos tiene el libro y cuáles son
los temas?
Son
22 cuentos y hay dos temas que unen todos los escritos que son la fantasía y la
realidad. Partiendo de estas dos líneas hay que decir que, por ejemplo, el
primero trata de algo fantástico que sucede en la vida real, el segundo es algo
real que se podría volver fantástico y el tercero es algo fantásticamente real.
Del cuarto para adelante el lector va a estar viajando entre estos dos factores
sin saber con certeza dónde está ubicado.
De estos 22, ¿Cuál es su cuento favorito?
Todos,
cada uno tiene algo de mí, aunque uno de mis favoritos es Tango rojo, porque es
sobre el amor de un escritor hacia los personajes de los que escribe y también
está Conversación con un soldado que pide la libreta militar, que es un
pensamiento mío sobre el servicio militar obligatorio.
¿Qué le gusta de la cuentería?
Lo
que más me gusta es que hay algo mágico, como lo es la palabra, que envuelve al
narrador y al público en un solo universo, haciendo olvidar a las personas de
todos sus problemas metiéndose de lleno en los cuentos que uno les dice.
(Los interesados en saber más acerca del
libro del artista o sus presentaciones lo pueden contactar en Facebook
buscándolo como Andrés González MrDouglas.)
Fuente| Crónica del Quindío.