Sevilla tuvo este fin de semana, la más bella
invasión hasta ahora realizada al parque Uribe. En el marco del PRIMER
ENCUENTRO REGIONAL INTERCULCULTURAL POR LA VIDA, LA PAZ Y LA DIGNIDAD. Fue un
evento de interacción cultural e intercambio de saberes entre comunidades de
diferentes etnias y distintas regiones del suroccidente colombiano.
Sevilla fue sede, amén a la gestión de un
grupo de jóvenes artistas urbanos, quienes desde su visión y posición política,
lograron que aquí confluyeran diferentes organizaciones sociales como la Red de
Artistas Populares del Sur Occidente RAPSO, la Coordinación Nacional de
Pueblos, Organizaciones y Líderes Indígenas CONPI, la Red de derechos Humanos
del Suroccidente Colombiano, el Proceso de Unidad Popular del Suroccidente
Colombiano, la Organización Campesina del Valle del Cauca, la Red Hip Hop,
asociación de Trabajadores Campesinos del Valle del Cauca y el movimiento
político MARCHA PATRIÓTICA.
Hubo un evento académico y cultural, con
conversatorio e intervenciones sobre experiencias de construcción y aportes
para la Paz y al día siguiente, una marcha de las que hacía mucho tiempo no
veíamos en Sevilla, con presencia de jóvenes, comunidades afro colombianas,
indígenas, artistas y activistas políticos de izquierda, de aquellos que nos
hacen evocar tiempos en donde la rebeldía no había sido satanizada por el
Estado. Volvimos a escuchar consignas memorables en contra de la injusticia
social y toda una alegoría bellísima en torno al deseo de un país en paz, culto
y con memoria.
Me llamó la atención encontrar en el acto central que se hizo en el parque
Uribe, a jóvenes con extraordinario talento en la música, alternando en tarima
con ancestrales bailes indígenas y canciones campesinas interpretadas por
hombres mayores pero de igual sentido social. Hubo teatro con muy elaboradas
puestas en escena y gran calidad interpretativa, bailes urbanos que denotan
fuerza y rebeldía, fue todo un reencuentro con nuestros orígenes y una mirada
retrospectiva del mal llamado descubrimiento de América, que terminó siendo un
acto de auto – desagravio a los pueblos originales de nuestro continente.
Vi aparecer de nuevo en escena la buena
oratoria, pero ante todo la capacidad de convocatoria y el renacer del
liderazgo. Aquí debo hacer un punto aparte respecto a un joven organizador del
evento y líder natural; Jhon Fredy Grisales, quien tuvo a su cargo el peso de
ser anfitrión y dio lectura a una especie de manifiesto del evento, en donde
queda un sabor dulce de esperanza hacia una patria incluyente y equitativa.
Admirable también lo de Marcha Patriótica,
Juventud Rebelde y la Unión Patriótica. Personas que aun cuando en Colombia
todavía se persiguen, desaparecen y asesinan a los defensores de los derechos
humanos, cumplen con el rigor de quien posee doctrina, con el postulado de ser
la voz de los invisibles y luchan por no dejar morir la resistencia pacífica
que caracteriza a los hombres y mujeres valientes que enarbolan las causas
populares.
Se siente gran orgullo de colombiano, ver
campesinos con discurso y convicción, indígenas que desde su cosmogonía apelan
a rituales ancestrales para sanar a sus hermanos mestizos de males como el odio
y la envidia, la alegría de las comunidades negras y su musical aporte a la paz
de nuestro país.
El parque no se llenó de sevillanos y es
obvio. Aquí nadie vino a prometer dádivas intercambiables por votos. Solo hubo
un bello espectáculo de invitación a la reconciliación entre los colombianos y
una apuesta por una paz verdadera y equilibrada.
El día que el triunfo alcancemos
Ni esclavos ni hambrientos habrá
La tierra será el paraíso
De toda la humanidad
“La Internacional”
Por| Oscar
Humberto Aranzazu Rendón
Fundación Paz
Diversa.