Rumbo al 40 Aniversario, Sevilla
agosto 15 de 2015
Julio 5 de 1975 – julio 5 de 2015
Grupo 6-3, promoción 1975
Dedicado a mis de compañeros de viaje, por ese túnel del tiempo vivido en el Colegio General Santander, en las décadas de fines de los 60, y los 70, muy especialmente
a mis amigos del alma...!!!
Era época de estudios, ah estudio, que
vivencias, en el antiguo colegio comenzó la formación de mi generación,
formación dura por el paso de la escuela al colegio personas nuevas profesores
nuevos, disciplina diferente, imagínense de venir de meternos las tablas de
multiplicar a reglazo limpio, encontrarnos con don Jaime Villa jefe de disciplina de la época, encontrarnos con
profesores especializados en las diferentes materias, recuerdo a un profesor
loco que nos enseñaba matemáticas, Rafo,
tenía un solo vestido que lavaba de cuando en cuando y era tornasolado de entre
la mugre y la vejez; anécdotas de colegio que van trascurriendo de año en año,
de pilatuna en pilatuna, de amores en amores, recuerdo a Gabriel y a Gabriela;
Gabriela una profesora de biología, tremenda minifalda la misma que
convulsionaba nuestras imaginaciones en arreboles sexuales, tal vez por sus
cortas faldas despertaron las apetencias del sacerdote Gabriel Rivadeneira, lo que a la postre motivo el retiro de la
curia y posterior matrimonio de los mismos.
Recuerdo
cuando la toma del colegio, que casi electrocutan al señor gerente de las Empresas
Publicas Municipales , el señor gerente llego bien alterado para que se le
abriera la puerta de entrada al colegio, puerta de barrotes de hierro estilo
cárcel pero más pulida, bueno, el señor gerente llego y se pegó de la puerta,
con tan mala suerte que los organizadores del paro le habían colocado un cable
de energía, además le habían vaciado un baldado de agua, resultado, el pobre
señor quedo pegado a la reja, rojo y temblaba hasta su escaso pelo, bueno fue
una buena toma, recuerdo que la mayoría de familias de Sevilla nos mandaban
alimentos y frazadas, yo era uno de los enlaces porque tenía la forma de entrar
y salir del colegio como un topo, tenía mi propio agujero, esto por las veces
que llegaba tarde que por supuesto era casi todos los días.
Y
así fuimos avanzando entre año y año, anécdota en anécdota, recuerdo, y
recuerdo hasta que empezamos a descubrir el trago, rallábamos el cuarto de
secundaria, preámbulo del mejor tiempo de mi vida, quinto de bachiller, nacen
inquietudes en mi mente, allí en esta época nacen mis primeras letras, poesías
y conceptos sobre religión política y cosmología, con tan mala suerte que 10
años después muchos cuadernos con todos mis apuntes me los robaron, en uno de
esos robos que acurren a veces en la vida.
Sevilla
de mis amores, donde he vivido las más bellas historias que puede tener un ser
humano corriente y común como yo, claro no tan común, soy sevillano y por ello
no soy común, soy aprendiz de la cultura y de la sabiduría que caracteriza a
los sevillanos y no me siento una persona más, soy de la cultura, soy de Bandola,
soy de las festividades, de la Semana Santa, soy santanderino; centro educativo
donde transcurrió toda mi juventud, lugar de pilatunas, pero de ciencia y
aprendizaje, allí conocí y conviví con amigos de mi alma, allí me enamore
muchas veces, pero no tantas como en La Calle Real, ahhh La Calle Real o del yo-yo, eran dos cuadras de subir y bajar, dos
cuadras donde las niñas manaban como si fueran manantial de agua, niñas bellas,
como las de mi Sevilla, allí se escribieron hermosos poemas, allí nos rendíamos
al amor, recuerdo La Fuente y a Mi Sevilla
con sus rokolas, 20 centavos y Los Payos, Javier Solís, Loe Dan, Sandro,
Enrique Rodríguez; como para dar inicio al romance, una cerveza y a esperar la
novia o las amigas de la novia, para que
le trajeran la razón que el amor estaba
enfermo o castigado, recuerdo El Cortijo, Los Arrieros, La Ratonada, El
Venecia, El Molino Rojo, recuerdo a Richard, él arreglaba radios y televisores,
vendía licor, además tenía una música extraordinaria, recuerdo como si fuera
ayer, que era de los únicos lugares que nos vendía trago en Semana Santa,
recuerdo también que sosteníamos largas charlas con él, sobre la protesta
social, agnóstico y rebelde, Richard se nos perdía de cuando en cuando a
meterse su "turriadit".
La
Calle Real la vivíamos desde las primeras horas de la mañana hasta altas horas
de la noche, hogar fraterno de reuniones con amigos, sitios de encuentro
permanente, enemigos no teníamos, rivales si por sobresalir o por tener la
compañía de las mujeres bellas, recuerdo aun las largas caminatas que
sosteníamos hasta muy entrada la madrugada, por los alrededores de mi Sevilla
del alma, recuerdo que nuestro sitio de reunión era el parque de La Concordia, donde
iniciábamos largas charla de astronomía, de física, de matemáticas, de fútbol;
cada uno iba desarrollando su tema, algunos los desarrollaban todos. Los más
sanos a dormir temprano, los más noctámbulos como yo en esa época, recuerdo,
nos íbamos perdiendo en la neblina, mientras degustábamos un delicioso
Pielrroja.