Este es el apellido que debe tener nuestra querida Sevilla, que sus calles con su lunita plateada algún día sirvieron de inspiración a bohemios, soñadores y poetas; hoy sus calles solo inspiran tristeza y desilusión, están llenas de hoyos o huecos que muchos aprovechan para deshacerse de sus escombros o basuras, y de paso darle una manito a nuestras calles, que no ven el cemento hace mucho tiempo, dado que los supuestos enamorados de esta Sevilla que en sus campañas políticas como agradecimiento a esta tierra prometieron dejarle un buen regalo porque aquí habían aprendido a dar sus primeros pasos y a conocer sus primeras letras, y la tierra de sus amores se lo merecía, pero como ya es costumbre, solo han visto a Sevilla como una oportunidad para lucrarse y no como una oportunidad para agradecer las bondades de esta tierra y a las personas que depositaron en él la confianza… Y se marcharon, dejando al amor de sus amores en el más completo abandono, después de habérsele comido los dulces.
Es insólito que en Sevilla una ciudad con más de 60.000 habitantes no tengamos una plaza de mercado adecuada para lo que debe ser, dado que la que existe solo sirve para cuando hay escrutinios, ni tengamos relleno sanitario como depósito para las basuras, ni matadero para sacrificio de ganado, ni lo mas elemental, un parque infantil con servicio permanente para que los niños no tengan que desplazarse a otra ciudad a recrearse.
O acaso este fue el regalo que nos dejaron las pasadas administraciones, incluyendo concejales, ya que ellos también participaron en este baile de disfraces. Solo queda que Dios nos ayude y que este gobierno no se nos contamine y que entienda que la política no es mala, que los malos son lo que la utilizan para bien propio, y no para servirle a su pueblo, como debe ser, porque Sevilla no aguanta otra administración como las anteriores, que solo han dejado un mal recuerdo y una Sevilla Hoyos engañada, mal tratada y creciendo como la cola de las vacas, para abajo, y lo malo es que nos estamos acostumbrando a eso, sin que nadie diga nada, como si no nos importara nuestro pueblo, que sigue siendo una tasita de porcelana llena de oportunidades, que a pesar de TANTO MUGRE Y TANTO GARROTE RECIBIDO, dándole una buena lavada, podemos tener un mejor futuro para todos si tenemos mejor sentido de pertenencia, ya que SEVILLA ES LA CIUDAD QUE NACIO DE UNA SONRISA DE DIOS.
Por Manuel Salvador Ortega
Taxista
Febrero de 2013
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