Texto Germán Peña Córdoba
Tratar de matar al
mensajero en lugar de interpretar o leer correctamente el mensaje es la
constante en un país como Colombia. Matar el mensajero es la salida fácil y
absurda que logra desviar la atención de lo verdaderamente importante. Con
esto, lo prioritario pasa a un segundo plano y se ve opacado por lo inane y
elemental. Algo similar a matar el mensajero es la expresión: "los árboles
no dejan ver el bosque", una tácita contradicción.
Pasando al plano de lo que
puntualmente trata esta columna de opinión, es de Perogrullo no entender que
cualquier eventual irregularidad que se da en una contratación estatal, tiene
que ser investigada y aclarada. Considero que el fondo de todo, lo que se mueve
a nuestro alrededor con el tema político es calculado: es la exagerada y
desesperada indagación, nunca antes vista, cuyo objetivo es lograr que a este
gobierno le vaya mal. Es evidente que les importa cinco, que el pueblo Guajiro
muera de sed o los niños Guajiros mueran de desnutrición. Es el individualismo
en todo su esplendor: primero yo, segundo yo y.… tercero yo.
Así las cosas, dentro de la
concepción proterva de la política, se archiva en el cuarto de San Alejo, la
tan cacareada "Oposición Reflexiva", que dice: "vamos apoyar
lo que consideremos bueno para el país y, oponernos a lo que consideremos
inconveniente". Recuerdo, lo repetían solemnemente.
El "patriótico"
propósito superior es lograr por todos los medios, que este gobierno fracase y
sobre sus ruinas, convertirse de nuevo, en alternativa de poder. Para conseguir
este objetivo, se unen a la causa todos los poderes fácticos, los viudos del
poder, los emblemáticos clanes políticos que han detentado por siglos el manejó
político y económico del país. Para tan noble propósito se usan todas las
artimañas y narrativas posibles, pues el fin último es eternizar unos
privilegios e intereses de clase y no el bienestar de las mayorías
tradicionalmente marginadas. La verdad es que no les importa la realidad social
del pueblo colombiano, martirizado y sumido en una pobreza multidimensional
inconmensurable.
Podrá criticársele a este
gobierno todo lo que se quiera, pero ha demostrado ser un gobierno bien
intencionado y genuinamente preocupado por los más pobres. ¡Eso es innegable!
El agua es vida, el agua es vital. El mensaje importante es llevar el agua
donde nunca ha llegado, el mensajero es el carrotanque, donde se transporta el
preciado líquido. Colombia el segundo país más diverso del planeta, posee
abundantes fuentes de aguas superficiales como ningún otro país,
paradójicamente muchas comunidades - entre ellas La Guajira- se ven afectadas
ante la ausencia del preciado líquido en condiciones óptimas de potabilidad.
Jamás gobierno alguno, se había
preocupado por solucionar el endémico problema del agua en la comunidad de la
Alta Guajira. El gobierno de Gustavo Petro lo está haciendo, pero los que dicen
ser "Oposición", no aportan un mensaje esperanzador con respecto a la
solución del atávico problema, por lo contrario, se adhieren a denigrar sobre
la contratación de los carrotanques que trasporta el líquido y que aún, no se
sabe, cual es la eventual irregularidad del proceso contractual, que dio origen
a su adquisición; incluso el hecho fue denunciado por el mismo gobierno que
inmediatamente destituyó al director de
la UNGRD e igualmente, por iniciativa gubernamental se denuncia la sempiterna
corrupción del ICBF.
Muy diferente fue el caso de
Centros Poblados, donde se "Abudinearon" 70.000 millones del Internet
para las escuelas de los niños más pobres. Ahí si, la Procuraduría miró para
otro lado, la fiscalía se hizo la de la vista gorda, y nadie renunció, ni nadie
fue suspendido. Es evidente el sesgo, pero no por eso, el gobierno del Cambió
deba hacer lo mismo y entre igualmente a justificar cualquier actuación
irregular. En todo gobierno se presentan actos de corrupción, sea de derecha,
izquierda, centro o progresista; lo importante es la actitud de quien gobierna,
frente a los hechos y en este caso, se observa que este gobierno tiene la
disposición de corregir.
En este orden, el mensaje de
llevar el agua potable a los territorios tradicionalmente olvidados por la mano
del Estado, no puede ser opacado por los estados emocionales que producen los
trastornos obsesivos, las compulsiones patológicas y, el odio visceral de una
"Oposición", poco ilustrada, que poco argumenta y poco aporta.
Germán Peña Córdoba
Arquitecto-UNIVALLE