El origen del Ajedrez se pierde en la oscuridad
de los tiempos. 1.400 años antes de la Era Cristiana, ya Tutankamon, el Faraón
Egipcio, practicaba el juego ciencia que no es otra cosa que una guerra
simbólica entre dos reinos representados
cada uno por fichas constituidas por un Rey, una Reina, dos Torres, dos Alfiles, dos Caballos y ocho Peones.
Miguel Arroyave, profesor de
Bachillerato en la vereda de San Antonio del municipio de Sevilla (Valle), me suministro más de
veinte preguntas sobre el Ajedrez para
que se las hiciera a Guillermo Arango Sereno, biólogo de profesión de la
Universidad del Valle, sevillano por adopción y ajedrecista por convicción.
Como Guillermo utiliza las palabras para comunicar ideas a través del juego
ciencia y no para impresionar a los demás, le pregunté su vinculación con el
Ajedrez.


Los primeros años del bachillerato
(1970-1974) los hizo Guillermo Arango en el Politécnico Municipal de Cali y fue
campeón colegial y también campeón departamental juvenil del Valle del Cauca;
su momento cumbre, cuando le entregó a su padre el trofeo del primer puesto.
La apertura preferida de Guillermo es
“Todo lo que salga a partir del Peón Cuatro del Rey.” Y la defensa preferida es la Siciliana que es
“donde muere cualquier ajedrecista que no sepa responder.”
Como el estrato intelectual de la
gallada caleña popular de ajedrecistas fue creciendo hasta conocer las alturas
inusitadas de los grandes maestros (Fisher, Capablanca, Talk y Kasparov.), Guillermo Arango adquirió desde
esa época para el resto de sus días el sueño vocacional de ser investigador de
la vida y terminó siendo profesional de la Biología en la Universidad del
Valle.
Por, Rafael Duque Naranjo
Ilustraciones, Google imágenes
Agosto 2014.