
―Oiga, primo, vaya rápido, a la finca del
vecino y traiga la leche―dijo Santiago
―No me apure mucho, “deje el macho mear que así
descansa”
El primo de Santiago que era más bien como
perezoso, se fue despacio como contando los pasos, pues él era malgeniado,
lento, no es de las personas que inician una labor inmediatamente y Santiago
pensaba: “¿este tipo por qué no viene? ¿Qué le habrá pasado a este muchacho? De
pronto lo vio a lo lejos, atravesando una sabana de gramas naturales, venía
despelucado, con heridas en las piernas y la ropa rota.
―Primo, ¿Qué le pasó? ¿Por qué viene tan
asustado? ―preguntó Santiago
―Fue que me mordió la perra
―Primo, le voy a componer una canción como
recuerdo de esa mordida
―Santiago, no me haga eso, que este mal
recuerdo, quedará para la eternidad.
Santiago se rió con toda la gana, y dijo: “Primo, ya le tengo su canción,
escuche cómo quedó de bonita; con ella
me voy a ganar un Festival de Carrilera”.
La canción la envolvió la brisa y bajó por el cañón del rio San Marcos,
la llevó hasta los cañaduzales del Valle del rio Cauca, donde los corteros de
la caña de azúcar, realizaron su trabajo bailando con los acordes de una
canción que ese día había nacido para regocijo del pueblo parrandero.
Fue que me mordió la perra. Letra
El sabor…Qué le pasará a Miguel, qué le pasará
a Miguel
Que no se afana con esa jarra, ¿cómo?
fue que regó la leche, fue que regó la leche
En la pasada por la sabana
fue que lo mordió la perra, por andar de
malagana
fue que lo mordió la perra, por andar de
malagana
Huy…Pobrecito Miguelito, pobrecito Miguelito
Que se afane un poquitico,
Claro, no me saque la impaciencia, no me toque
la impaciencia
Que por eso es que lo grito
Fue que lo mordió la perra, por andar
despaciecito
Fue que lo mordió la perra, por andar
despaciecito
Así…con sabrosura, La novia que yo tenía,
La novia que yo tenía, todas las efes tenia
Era flaca y era floja, era flaca y era floja
Tragona y culifría
Fue que la mordió la perra, por estar donde mi
tía
Fue que la mordió la perra, por estar donde mi
tía
Santiago Lenis, empezó a cantar desde la edad
de nueve años, pero un letargo musical lo acompaño por mucho tiempo, hasta que
un día escuchó la canción parrandera un Ratón con Pantalones, del grupo Alegres
Cordillera, la cual fue como un detonante y desde ese hermoso día no ha parado
de cantar y componer como uno de los mejores cantautores de la música
parrandera. Santiago recuerda que “por
esa época imitaba a muchos cantantes y había una canción que era infaltable en
todas la reuniones y era la canción llanera Guayabo Negro que interpretaba Luis
Ariel Rey y dice así:… “Guayabo negro nunca me digas adiós, / digas adiós que
es una palabra triste, / corazones que se quieren, / corazones que se quieren,
/ nunca deben despedirse”… También sonaba mucho en la radio una canción que se
llama “El Cambión”, y dice así: “hey, hey, jai, rico mi sombrero. Esa música yo
la escuché desde pequeño, estuve participando con los “Trovadores del Sur” en
Risaralda en esa época, por allá en 1963; ganamos varios premios”.
Santiago, antes de afincarse en la vereda Alto
San Marcos, estuvo trabajando en Buenaventura, haciendo lanchas de fibra de
vidrio, y para probarlas, recorría los ríos de esa región, y se extasiaba
escuchando el canto de las aves de la selva que le dejaron una profunda huella
musical; y un día resultó trabajando en el
Ingenio Bengala; pasó por una cerrajería ; por Aluminios Munal en Cali;
y después de trabajar en Auteco , un bicho raro lo picó y decidió no continuar
como obrero, aprendió la agricultura y se quedó para siempre en el campo. Ese
día que los obreros perdieron un miembro de su colectividad y la agricultura
ganó un campesino recio para el trabajo, recordó una estrofa del poema
“Compañero” del poeta pereirano Luis Carlos González: “Aunque neguemos la
enjalma / y el ancestro caminero, / llevamos, dentro, un arriero / que le da
perrero al alma”.
Y Santiago, se quedó en “El Balcón del Valle”,
se fue a cosechar a Palomino en tierras arrendadas y todo lo que sembraba se
veía bonito y su canto acariciaba el crecimiento de las plantas; fueron muchas
las cosechas propias y compradas a vecinos que llevó a las plazas de Medellín,
hasta que un día compró esa propiedad. “La verdad, es que mi historia, está
aquí en Sevilla, acompañado del Banco Agrario, desde cuando se llamaba Caja
Agraria y de la Cooperativa de Caficultores de la cual soy socio, la cual nos
ha dado apoyo técnico y crediticio, no solo a mí sino a mucha gente.
Santiago participó en varios concursos patrocinados por la
Cooperativa de Caficultores de Sevilla, y se ganó un premio bien gordo, y en el
año siguiente lo ganó también, lo mismo que también se ganó un trofeo en un
Festival de Carrilera y fue declarado
fuera de concurso; siguió grabando y grabando hasta el punto que hoy “me
encuentro afiliado a Sayco y Acinpro”, recibiendo regalías y esa es mi pensión”.
Con el conjunto Los Alegres del Valle, grabó un
álbum musical llamado Picanticos, en el cual están los siguientes temas:
1. Lo mordió la perra 2.
Satanás 3. Que misterio tienes tu 4. Llegó el tren 5. Vea que nalgas 6.
Señorita Laura. 7. La marca de la gasolina. 8. El aguinaldo 9. Vengo del Alto
San Marcos 10. Qué lindo programa 11. Renovando 12. La broquini.
La temática del cultivo del café, han
influenciado la composición musical de Santiago y, es así como le canta al
control sanitario de varias plagas que atacan el cafeto como la Roya y la Broca
y, dice: “Primero llegó la Roya y luego la Broca, si vencimos la primera,
también vencemos la otra”; también le canta a la Cooperativa de sus amores por
los programas que favorecen al campo.
Con el conjunto “Cañadulce”, grabó veinte temas
La música de Santiago, se inscribe en el género
Parrandera. El periodista sevillano Álvaro William Pineda, escribió en el
semanario virtual “El ciudadano en la Red”, un relato llamado “Llegó diciembre
con su música parrandera paisa”:” La música parrandera es un género musical que
abarca varios ritmos como el paseo, el merengue, el son paisa, la rumba, el
baile bravo e incluso el currulao. Según el doctor Alberto Burgos Herrera,
médico y folclorólogo de la Pontificia Bolivariana quien escribió un libro
sobre el tema, la música parrandera paisa es toda esa gama de melodías
antioqueñas generalmente de origen humilde y campesino interpretadas con
instrumentos de cuerda y viento, picarescas, maliciosas, algunas de doble
sentido y que en nuestro medio son pieza fundamental en los diciembres. Sin
embargo, es importante agregar que, si bien nació en Antioquia, este
departamento no es el único con el privilegio de producir música parrandera
paisa, pues es injusto con tantos artistas del eje cafetero incluyendo en esta
región a parte del Tolima y por supuesto en Norte del Valle donde Sevilla tiene
varios representantes”.
Santiago, define así la música Parrandera. “La
música parrandera es atraer la alegría y la mezcla de varios ritmos alegres”. Y estos ritmos son
tan alegres que durante un Festival de Carrilera, realizado en el Coliseo de
Sevilla, los cantantes interpretaban sus canciones y el público escuchaba con
mucha atención, pero cuando Santiago apareció en la tarima a cantar como una
deidad de la parranda, con sus botas pantaneras, ruana y sombrero, los
asistentes como impulsados por una corriente eléctrica, salieron a bailar con
frenesí y en el Coliseo retumbaba un coro que a todo pulmón decía: “Santi,
Santi, eres el rey de la parranda”
Por Gustavo Noreña Jiménez • Sábado, 3 de
noviembre de 2018