También la llamarían el Día D. Es un término
militar para señalar el día de iniciar un ataque; mas propiamente ocurrió en
1944 en la segunda guerra mundial cuando el ejército norteamericano al mando del
general Dwight David Eisenhower
desembarcó en Normandía.
Asimilándolo al caso nuestro, tendremos dos
días D, uno el 26 de septiembre cuando se firmó el ACUERDO DE PAZ con las FARC-EP. Y el otro el 2 de octubre cuando
los colombianos confirmaremos con
nuestro voto por el SI, con el cual apoyamos los acuerdos para la
terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera.
En los medios escritos, observábamos al otro
día 27 cómo en un emocionado acto que reunió
a quince jefes de estado y por lo menos a 2500 invitados, Juan Manuel Santos presidente de
los colombianos, y el jefe de la guerrilla de las FARC Rodrigo Londoño. “Timochenko,
firmaron el día anterior en Cartagena, el histórico acuerdo de paz logrado el
24 de en la Habana, para dar por terminado a 52 años de conflicto armado.
Algunos escépticos, tratando de embolatar a
los indecisos, dicen que vale más la paz que la guerra. La verdad es que no se
sabe en qué cabeza cabe semejante sofisma, ese error con
apariencia de verdad. Todo lo quieren manejar poyándose en la inmediatez, y
claro está que en un momento de inseguridad de lo que se dice, puede calar en
las mentes desprevenidas y por qué no decirlo ligeras y mal informadas.
Al mirar y analizar el tema de manera pausada
y mostrando los números, observamos el error que se comete al afirmar
semejante estropicio. Empezando por
pensar que si hay paz, no hay que invertir en guerra, lo cual entraría a formar
parte de la economía presupuestal.
Ahora, es lógico que una nación descuidada
económicamente en lo social, tarde que temprano tendrá que hacer inversiones, a
corto, mediano y largo plazo, lo cual sería inalcanzable o difícil de
satisfacer en momentos de guerra, porque esta no da tregua.
Es más fácil hacer la guerra, la cual
decíamos que sale más costosa, porque a ella no solo se va a destruir vidas
sino también la infraestructura que durante muchos años ha existido y en la
cual se ha invertido un presupuesto, que hacer la paz. En la guerra, la orden militar es acabar con la vida de otro ser
humano que ni siquiera conocemos, ni odiamos, solo obedeciendo un mandato dado
por otros, que si se conocen, se odian, pero que no se matan.
Todos sabemos, que para destruir una
edificación es muy fácil y puede demorarse menos. Hoy día, solo basta ser
especialista en el manejo de explosivos y en pocos segundos, sin implosión para
causar más daño, acabar con lo que demoró en construirse meses y hasta años. En
cambio, para construir paz, hay que salir a convencer, lo cual no se hace de
prisa, porque hay que estar como decimos coloquialmente en los zapatos del
otro; hay que hacer pedagogía, sensibilizar al pueblo afectado en la vida,
honra y bienes. Así, que construir tiene más demora, ciertas precauciones y
conocimientos especializados, para que todo quede bien y tenga durabilidad.
Solamente un país como el nuestro, ha sido
capaz de soportar una guerra por más de 50 años debido a su economía sólida y
no sobra recordar que después de Rusia, somos el segundo país que más
invertimos en guerra.
Ya lo vimos a través de los medios
televisivos el 26 de septiembre, como en Cartagena la Ciudad Heróica, ahora
denominada la ciudad de la paz, se corroboró ese acuerdo entre nuestro
presidente Juan Manuel Santos y Rodrigo Londoño por las FARC-EP legalizado con
firmas de las partes, ante personalidades de diferentes países.
Ahora nos toca al resto de colombianos entrar
a formar parte y disfrutar de esa paz como parte del estado que somos, limar
las asperezas que han surgido a través de los debates en las tertulias y
también hacer borrón y cuenta nueva.
Licenciado Danilo Useche G.